Inmortal/Mortal.

Mi cuerpo no se puede sostener... ¿Qué sucede? La calma y serenidad de aquella mirada me aterra. En la oscuridad llega taciturna y me envuelve con su oscuridad. Deseo salir,  huir ¡Escapar!

Estos barcos fantasmas que zarpan y se alejan de la cordura, MÍ cordura. Ay, de mí. 
Me dirijo hacia ellos ¿O en contra de ellos?

Al fin llegó ese momento de insanidad mental en el cual sólo existo. Dejé de pensar o buscar explicaciones coherentes al filial significado de la razón.

Él es Fernando a la guitarra: mi amigo más fiel, o quizás, el menos coherente. Coexiste conmigo y con el mundo exterior, materialista y trivial que nos rodea; arranca las alas rotas de la esperanza y las redecora para mí. Junto a él el ciclo del inicio y final, de la vida y la muerte, ocurren cada 77 segundos.

Cada 77 segundos un pensamiento monosilabático fallece en el silencio.

Me interné en el abismo de su mirada y... me encontré.
Muchas personas juran perderse en la mirada arisca de un sifón ¿O era cifón? Lo mismo se pierden.
Yo me encontré, después de aquella tempestad que son mis pensamientos desquebrajados en partículas tan pequeñas con el fin de poder entenderlas, y al hacerlo... vuelvo  a sentirme mareada al intentar armarlas con la impaciencia de una niña.

Puedo escribir y escribir durante minutos, horas y espacios, pero las letras sólo se quedan atadas al papel. ¿Son lo suficientemente dignas mis palabras para gastar la tinta con la que invoco a las letras?

Cada palabra no es más que la conjugación perfecta (o imperfecta, según el individuo) de 27 letras. V e i n t i s i e t e   letras simples y tan bastardas como el autor mismo.

Siento el tiempo tan vacío que no sé si llenar. 
¿Para qué arreglar? Si no falla.

Después de este desvarío de frustraciones, al final de todo enigma y de todas mis complicaciones mentales... Al final de mí misma quisiera encontrarte en un medio verso, o al comienzo de mi vida inhumana.

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