Mentalizando un amor.

Me enamoré de un pianista...

¿Y qué si sólo lo he visto en mi sueños?
¿Y qué si sólo vive en mi imaginación?
¿Y qué si en esta realidad no existe?

Abrazo la idea de sus notas envenenando mi oído.
Añoro la esperanza de conocerlo. ¿No lo conozco?

Quizás mi mente, mi ser, yo misma esté ansiosa de un ideal.
No es tan malo querer ser sujetada por unas manos expertas, que dan vida y matan.
Unas manos amigas y promiscuas.
Dedos fuertes, rápidos... adiestrados.
Un alma que crea música con las manos y llegan al alma.
No es tan malo.
¿Lo es?

Puedo vivir de una fantasía... ¿Puedo? ¿Debo?
Puedo coexistir con el saber que jamás me veré envuelta en sus brazos.
La única pregunta resonante en mi mente,
Torturando con su voz tan ajena es aquella que me puede hacer seguir o salir huyendo:
¿Quiero hacerlo?

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