La valija en el fondo del clóset
Aquí estoy, frente a la valija de errores sin fondo, donde guardo
celosamente cada imperfección que ha manchado mi vida en mayor o menor medida.
Hay quien nos dice que es mejor olvidar los errores y seguir adelante, sin
embargo, la que soy ahora no puede evitar atesorarlos celosamente con el afán
de visitarlos en aquellos momentos de mi vida donde estoy a punto de cometer
alguno de nueva cuenta.
La valija me observa con el broche envejecido y ya flojo de tanto abrir
y cerrar; aguarda celosamente en el fondo del clóset junto a los zapatos que
alguna vez dije que usaría y no regresé a ellos. De vez en vez, uno que otro
error sale por la noche y me asalta el insomnio para que recuerde con lujo de
detalle aquella situación vergonzosa que creía ya olvidada.
La proyecta en mis sueños despierta y vuelvo a sentir el embarazoso
momento y, como si tuviera la oportunidad de cambiar el pasado, pienso en una
manera o dos en la que pude haber salido bien librada. ¿Les pasa a ustedes,
queridos e inventados lectores, que en el duermevela sueñan y toman decisiones
en sus sueños que terminan siendo equivocadas y, justo cuando están más
conscientes porque esa decisión tomada se siente tan real, que rebobinan el
tiempo en su propio sueño y eligen algo completamente diferente para controlar
la situación? Es una sensación que me abruma de sobremanera, porque puedo
sentir el desespero y el peso absoluto de mi error cernirse sobre mi ficticia
existencia y aunque cambie las decisiones y todo en el sueño parezca ir como
debiera… ya nada es igual.
Ya he despertado, lo suficiente como para dictar las escenas del sueño,
ya no me siento parte de esa otra realidad… solamente yo sé qué es lo que
hubiera pasado realmente si no hubiera despertado y arruino por completo la
experiencia para mí misma. Díganme, queridos y supuestos lectores, que a
ustedes también les pasa. Díganme que sus sesos también se devanan de una
manera inconmensurable y desean volver a soñar, desean olvidarse de la valija,
deshacerse de los errores y van decididos hasta el fondo del clóset dispuesto a
vaciar la valija para llenarla de otro tipo de recuerdos… pero miran el
contenido y recuerdan cuánto aprendieron de cada uno de esos errores, los
recuerdan casi con cariño y nuevamente los acomodan uno a uno en la valija para
depurar. Así es como terminan una vez más con la valija llena, con el corazón
creyendo que es bueno y se olvidan de la valija un mes, dos meses, tal vez diez
años y luego… una noche de insomnio, la valija observa nuevamente y el ciclo se
repite una vez más.
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